martes, 15 de marzo de 2016

El embrión de un diseño curricular


Diseñar implica pensar
El diseño curricular de nuevos cursos de capacitación docente es algo complicado. En muchas ocasiones las ideas no fluyen, las alternativas y las propuestas tardan en aparecer en la mente. La mente se vuelve árida y el bloqueo mental aparece. Quizá el diseño curricular es complejo porque diseñar implica pensar, pensar, pensar,...

Sin embargo, reconozco que el proceso de bloqueo mental es fenomenal y útil, porque genera una serie de preguntas: ¿cómo iniciar el diseño?, ¿hacia dónde orientarlo?, ¿qué se persigue?, ¿qué aspectos tomar en cuenta para diseñarlo?, ¿por dónde empezar?, ¿en qué aspectos centrarse?, ¿qué es lo más importante en el diseño?, ¿qué se pretende con el curso? La lista de preguntas se extiende  mientras mi "vocecita interna" repite una y otra vez, lo primero es empezar por lo primero. Claro, empezar por definir el propósito del curso. Obvio, este es el primer paso. ¡Primero el propósito! Quizá sugerirlo así es más fácil que escribirlo. Construir el propósito del curso se vuelve complicado ante la ausencia de ideas y la presencia del bloqueo mental.

Pero, entonces, ¿cómo iniciar el diseño de un nuevo curso?, ¿cómo facilitar la construcción del propósito?, ¿cómo darle dirección al nuevo curso?, ¿qué caminos existen para tal fin?, ¿existe un camino mejor que otro?, ¿en verdad primero tengo que empezar por el propósito del curso?, ¿este es el camino?, ¿qué sucede si inició de forma diferente?, ¿qué pasaría si dejo el propósito para después y me centro en otros aspectos? En la práctica existen más de un camino para iniciar el diseño curricular de un curso. En mi caso, me ha funcionado el pensar e imaginar primero en las orientaciones generales del curso y con ello construir la "ficha técnica". Pero para construir la ficha se requieren insumos, ¿cómo obtenerlos?, ¿esos insumos se construyen o simplemente se copian? Anoto algunos caminos que he explorado en la práctica de diseño curricular para construir los insumos necesarios de la ficha técnica. No olvido apuntar que si estos caminos se combinan los resultados pueden ser sorprendentes.

Ir más allá de la primera idea
Una alternativa consiste en pensar en la necesidad de capacitación docente que se pretende satisfacer. Centrar la atención en cómo satisfacer la necesidad de capacitación docente. Pensar, pensar y pensar en la carencia, en la insatisfacción y en la forma de cómo superarla. Pensar y pensar en la necesidad y cómo satisfacerla motiva la imaginación y construye la visión. ¿Cuál es la necesidad de capacitación?, ¿cuál es la población objetivo del curso?, ¿cómo sería el diseño  curricular del curso?, ¿qué características tendrá?, ¿ya elaborado el diseño cómo me lo imagino?, ¿el diseño está centrado en satisfacer la necesidad?, ¿describe cómo satisfacer la necesidad de capacitación?, ¿realmente con este curso se satisface la necesidad?,  ¿por qué este curso y no otro?, ¿para qué diseñar este curso?

Formular preguntas mientras se piensa en la necesidad de capacitación expande el pensamiento y permite abordar el diseño curricular desde diferentes aristas. Es decir, ir más allá de la primera idea. Aquí cabe recordar la frase que reza "las ideas son peligrosas, sobre todo si sólo es una".  Por otro lado, las respuestas a las preguntas proporcionan un gran alud de ingredientes que ayudan a dar forma al diseño curricular, por ejemplo las dos últimas preguntas. Las respuestas a la pregunta "¿por qué este curso y no otro?", tiene el potencial de generar un rico abanico de razones que permiten argumentar, fundamentar y justificar el diseño curricular. Por otro lado, las respuestas a la pregunta "¿para qué diseñar este curso?", identifica claramente los posibles beneficios que redituará el curso y que a su vez se pueden utilizar como justificantes del propio curso. Aún más, las respuestas de estas dos preguntas se pueden contrastar y valorar con las respuestas de la primera pregunta "¿cuál es la necesidad de capacitación?" Esto permite una primera evaluación para saber si el diseño curricular va por buen camino. Encadenar y asociar preguntas y respuestas da lugar a otras preguntas esenciales y a nuevas ideas. La finalidad de este ejercicio consiste en crear "ideas semillas", así como construir una ensoñación y conectarla con la necesidad de capacitación. 

Este ejercicio se vuelve más rico y mucho mejor si se tiene un equipo de trabajo. Permite contar con el concurso y recursos de otros compañeros, se comparten intenciones, se verbalizan las ideas y se contrastan. Diseñar en grupo permite pensar y escribir juntos. Un ejercicio colectivo para imaginar, pensar y crear. Juntos buscar la mejor alternativa para construir la estructura del nuevo curso. La meta se resume en convertir las ideas colectivas en una propuesta concreta, viable y realizable en torno al diseño curricular.




Preguntas para expandir el pensamiento
Otra camino consiste en formular preguntas provocadoras. Este es uno de mis recursos preferidos. Estoy convencido de que las preguntas en  torno al diseño curricular ayudan a encontrar nuevos caminos y otras vías para satisfacer necesidades. Fundamentalmente utilizo tres preguntas que en muchos casos me han ayudado a encontrar la "punta del hilo de la madeja", veamos:
  • ¿Qué se supone que serán capaces de saber hacer los alumnos al término del curso?
    • Tener claridad sobre ese "saber hacer", a manera de brújula, me orienta hacia las competencias del curso.
    • Ese "saber hacer" ayuda a clarificar un primer acercamiento al propósito.
    • También proporciona respuestas relacionadas con el "para qué del curso", es decir, sobre los beneficios. 
  • ¿Qué producto de aprendizaje serán capaces de construir durante el curso?
    • Identificar el "producto de aprendizaje" me informa sobre las competencias que necesitan desarrollar los alumnos durante el curso.
    • Las respuestas a esta pregunta también contribuyen y coadyuvan a construir el propósito.
    • Las respuestas dan cuenta de lo que los alumnos aprenderán en el curso y de lo que serán capaces de hacer con ese conocimiento.
  • ¿Qué necesitan aprender a hacer para lograr construir ese producto?
    • Esa "necesidad de aprendizaje" se centra en la serie de destrezas y habilidades que los alumnos requieren desarrollar para ser capaces de construir el "producto de aprendizaje".
    • Las respuestas concretan la confección de competencias que el curso necesita desarrollar en los alumnos y proporcionan un acercamiento a los aprendizajes esperados.
    • Las respuestas a esta pregunta ponen sobre la mesa un abanico de posibles temáticas a abordar en el curso. Decidir las temáticas del curso es sumamente importante por estas razones: (1) implica discriminar y elegir qué se pretende enseñar en el curso; (2) definir qué se enseñará significa construir el programa del curso; (3) aquí se decide reflexivamente sobre los contenidos cognitivos, actitudinales y procedimentales del programa de estudio.

La simple elaboración de preguntas esenciales expanden el pensamiento. Formular preguntas potencia el acto de pensar, sobre todo al construir preguntas abiertas. Las respuestas a estas preguntas forman un crisol de ingredientes capaces de construir algo nuevo y sorprendente. El reto consiste en encontrar respuestas significativas a preguntas esenciales para abrir un rico abanico de oportunidades y posibilidades. ¿Para qué sirven las preguntas? Las preguntas buscan respuestas, pero no cualquier respuesta, sino respuestas significativas, respuestas útiles. Las preguntas son herramientas que impulsan y mueven la curiosidad, la creatividad y el pensamiento. Preguntar implica orientar el pensamiento y la creatividad hacia lo importante, lo necesario, lo relevante y lo indispensable en torno a un asunto en particular, en este caso, hacia el inicio del diseño curricular. Ante la presencia de preguntas el pensamiento se dinamiza, se expande.

Copiar creativamente
Un tercer camino se centra en la posibilidad de "copiar creativamente" lo que otros han hecho en términos de diseño curricular. Obviamente no estoy proponiendo copiar al pie de la letra. Revisar detenida y analíticamente un diseño curricular ya elaborado y aprobado por las instancias correspondientes puede convertirse en una herramienta estratégica para generar ideas, nuevas orientaciones y enriquecer el próximo diseño curricular. El camino es tomar ese diseño como modelo a seguir, y de ser posible, superarlo. 

Pero en ese modelo de diseño, ¿en qué aspectos centrar la atención para iniciar el propio diseño? En principio, conviene centrar la atención en la "ficha técnica", o datos generales del curso. Considerarlo como modelo de referencia para construir la "ficha técnica" del propio curso. Desde luego, este primer acercamiento al diseño sólo dará ideas para orientar y delimitar las líneas generales del diseño curricular. Enfatizo, este ejercicio sólo sirve para generar "ideas semillas" que orientarán el diseño curricular.  Es obvio que conforme se avance en la investigación y en el estudio de la temática del curso, seguramente se encontrarán nuevas ideas que impulsarán el rediseño y la reorientación del curso. Por lo pronto, este primer acercamiento tiene como finalidad romper el bloque mental inicial, orientar y delimitar las líneas generales del próximo diseño curricular.

Leer con un propósito en mente
Por último, indudablemente que estudiar el marco teórico del curso ayuda a enriquecer las ideas en torno al diseño curricular. El estudio del marco teórico que fundamenta el curso ayuda a identificar las posibles temáticas que integrarán el contenido curricular. Dado que las lecturas ayudan a sembrar ideas que luego darán sus frutos orientados al diseño curricular de interés, conviene estudiar el marco teórico teniendo algunos propósitos en mente:
  • Construir un gráfico con las ideas importantes y útiles para el diseño curricular.
  • Imaginar el producto de aprendizaje a la luz del marco teórico.
  • Identificar las competencias potenciales a desarrollar.
  • Hacer un listado de posibles temáticas a abordar en el curso.
  • Construir sobre la marcha del estudio una aproximación al propósito del curso.

Leer con un propósito en mente permite digerir significativamente el contenido de las lecturas y hacer propuestas viables y vinculadas directamente con el diseño curricular. Desde el principio conviene estudiar a fondo el marco teórico y tenerlo siempre presente, porque en el camino del diseño curricular tiene varias utilidades. Más adelante el marco teórico se convierte en el centro de la confección de las estrategias de aprendizaje que permitirán desarrollar las competencias y alcanzar los aprendizajes esperados del plan de estudio. Incluso, llegado el momento de la evaluación volverá a aparecer.

El producto es la ficha técnica 
Para cerrar este embrión de diseño curricular, apunto que el producto a construir es la ficha técnica, o el prototipo, o el esqueleto, o la estructura del potencial curso. Esta ficha técnica se convierte en el "mapa de rutas" que orientará los trabajos de diseño curricular del nuevo curso. Pero, ¡esto sólo es el principio del diseño curricular! Queda mucho camino por andar. A pesar de que cierro esta exposición, parece ser que no se cierra por completo, quedan algunas preguntas danzando en mi mente. ¿Qué competencias se requieren movilizar y combinar para construir la ficha técnica del curso?, ¿este pequeño texto contribuyen a desarrollar esas competencias?, ¿los caminos descritos hacen alusión a esas competencias?, ¿con lo expuesto en este texto se puede construir la ficha técnica? De ser así, esta entrada habrá cumplido su cometido.