domingo, 13 de abril de 2014

Respuestas significativas a preguntas esenciales

Preguntas significativas
Inicio esta reflexión con dos preguntas esenciales: ¿Qué hago para enseñar como siempre? y ¿qué puedo hacer para enseñar como nunca? Preguntas y más preguntas. ¿Para qué sirven las preguntas? Las preguntas buscan respuestas, pero no cualquier respuesta, sino respuestas significativas. Las preguntas son herramientas que impulsan y mueven la curiosidad, la creatividad y el pensamiento. 

Preguntar implica orientar el pensamiento y la creatividad hacia lo importante, necesario, relevante e indispensable en torno a un asunto en particular. Es obvio que sin preguntas no hay ingredientes para el pensamiento. El reto consiste en encontrar respuestas significativas a preguntas esenciales para abrir un nuevo abanico de oportunidades y posibilidades.

Las preguntas están en todos lados y en todo momento. Sin duda, la vida cotidiana está llena de preguntas. Algunas preguntas las hacemos de forma deliberada y otras de manera inconsciente. Así, hacemos preguntas en el super, en las vacaciones, en la escuela, en los encuentros con amistades, en las fiestas, hasta en el cuso ABPmooc.

Las dos preguntas iniciales son provocadoras. Me ayudan a pensar en lo significativo y esencial de mi desempeño docente. La primera de ellas, ¿qué hago para enseñar como siempre?, indaga de manera deliberada sobre las reglas y las suposiciones establecidas en mi estilo cotidiano de enseñar. Cuestiona mi labor docente, me invita a evaluar y quizá, a cambiar mi modelo de enseñanza

El siguiente gráfico muestra las respuestas a esta primera pregunta y en términos generales describe el modelo de enseñanza en que me encuentro inmerso hasta el día de hoy. Reconozco que este modelo, sus reglas y mis pensamientos al respecto son los que limitan mi habilidad para generar ideas innovadoras en torno a mi estilo de enseñanza. Me sorprende y me asusta saber que mi modelo actual de enseñanza se inserta en la pedagogía toxica descrita por María Acaso, "una metodología educativa que parece que educa pero que, en realidad, deseduca; que parece que es beneficiosa, pero resulta letal para el conocimiento crítico".



Preguntas para impulsar el cambio
Las segunda pregunta provocadora, ¿qué puedo hacer para enseñar como nunca?, me mueve a buscar alternativas, a pensar en nuevas posibilidades, a imaginar otras formas de enseñar. 

Esta pregunta obliga a pensar el cambio de actuación y mentalidad sobre mi modelo de enseñanza. Muestra que es necesario hacer una revolución, una ruptura deliberada de las reglas mentales que orientan mi modelo de enseñanza y sus recursos didácticos.

Esta segunda pregunta me obliga a formular otras preguntas, preguntas irruptivas sobre nuevas posibilidades en mi forma de enseñar. ¿Qué pasaría si ...
  1. cambio radicalmente mi forma de enseñar?
  2. utilizo otros materiales?
  3. hago preguntas significativas al iniciar la clase?
  4. fomento el uso de tecnologías para el aprendizaje?
  5. rompo con mis propias ataduras mentales?
  6. centro mi atención en el proceso de aprendizaje de mis alumnos?
  7. cambio los exámenes por productos de aprendizaje grupal?
  8. evaluó las habilidades aprendidas en lugar de lo que lograron memorizar?
  9. con mi actuación ejemplifico valores como responsabilidad y compromiso?
  10. construyo con antelación mis materiales para el aprendizaje?
En el gráfico muestro algunas aspectos clave que potencialmente pueden cambiar mi metodología de enseñanza. Sin duda, lograrlo requiere de esfuerzo, dedicación, creatividad, y sobre todo, pensar que sí es posible.




En perspectiva
Me queda claro que los estudiantes no aprenden por una mera transferencia de conocimientos a través del aprendizaje memorístico, para que después simplemente lo repitan en los exámenes. En el proceso de aprendizaje es necesario entablar un diálogo constructivo con los estudiantes. Un diálogo que motive y guié el aprendizaje.

Estoy consciente que necesito desterrar la pedagogía tóxica de mi desempeño docente; sustituir la pedagogía de la repetición por otra, en la que los alumnos descubran el conocimiento a través de la investigación; impulsar una práctica didáctica que permita al alumno reflexionar, repensar, deconstruir, criticar y pensar; impulsar una pedagogía que contribuya a desarrollar en los alumnos las capacidades intelectuales de orden superior, tales como análisis, síntesis, conceptualización, pensamiento sistémico, pensamiento crítico y meta cognición. 


Estoy a favor de la propuesta de la pedagogía orgánica, considerada no solo como "una auténtica educación para el alumnado sino que también es un movimiento de liberación del profesorado. Frente a la tiranía de un currículo cerrado, un libro de texto que pretende hacer nuestro trabajo, una evaluación que nos convierte exclusivamente en correctores y no en guías para el aprendizaje".

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